A Quinta da Auga

El verdadero descanso del peregrino

El camino de Santiago es la excusa más buscada para visitar Santiago de Compostela. Se diría que al menos un 85% de las personas que visitan esta ciudad lo hacen con motivo de esta hazaña. Una hazaña que culmina frente a la misma Catedral de Santiago, tras una dura a la vez que reconfortante travesía a pie o en bici.

Hay quienes buscan la comodidad de los preciosos pazos gallegos, y se marcan un camino bastante diferente al que puedes sentir de albergue en albergue. El dulce final no es solamente la mismisima catedral sino también el verdadero descanso, y este no tiene cabida en otro lugar que en “A Quinta Da Auga”. Nosotros no hemos hecho el camino, y la excusa directamente ha sido visitar este precioso alojamiento.

En el Siglo XVIII, en el maravilloso edificio que alberga el hotel se encontraba la fábrica de papel con más historia e importancia de Galicia. Tres siglos más tarde y tras una rehabilitación de seis años, llevada a cabo por la arquitecta Maria Luisa Garcia Gil y el promotor José Ramón Lorenzo, se inauguraba el hotel A Quinta Da Auga, formando parte de la asociación de lujo Relais Chateaux.

Un edificio principal que se asemeja a las construcciones más propias de la Inglaterra rural, donde cada habitación esta diseñada de forma individual ya sea en su mobiliario, su papel pintado en las paredes o sus antigüedades, las cuales se pueden disfrutar en cada pasillo o rincón del hotel. Un salón en su planta baja que recuerda a las estancias inglesas de caza donde poder disfrutar de un cognac al calor de la chimenea. Sillones de capitoné, librerias y escritorios de épocas victorianas, y el olor a invierno entre sus paredes de piedra.

Una cuidada lencería de camas, con algodón egipcio, alfombras artesanales, y un sistema de calefacción por suelo radiante que lo convierten en una estancia cálida.

Pasear por los pasillos del hotel entre alfombras y suelos de madera, hacerlo en albornoz y zapatillas, y llegar hasta el Spa para disfrutar de una tarde lluviosa. Comenzar el día con un poco de ejercicio en su gimnasio, un desayuno reparador y un paseo hasta el mismo centro de Santiago.