LANZAROTE

72 horas para conocer la isla

Viajamos a una isla que crece en turismo sostenible y de naturaleza, una isla que aúna todas las cualidades para disfrutarla en cualquier época del año, dando comienzo la temporada alta en septiembre. La hemos visitado en la primera semana de julio y lo que pensábamos que iba a ser un destino más de las Islas Canarias, se ha convertido en un viaje sorprendente en gastronomía y alojamientos, que es básicamente nuestra razón de ser. No por ello vamos a dejar de mencionaros las visitas a los Jameos del Agua, el Museo de Cesar Manrique o al Parque del Timanfaya.

Pero también playas paradisíacas como la del Papagayo, Playa Banca o Playa Mujeres en el sur de la isla, o la de Famara, en el norte. Esta última ubicada en el propio pueblo de Famara, con un paraje de dunas y una carretera inundada de arena, recordándome a algunos accesos de las playas de Tarifa o a la mítica carretera que une Cascais con Ericeira, todas ellas con el Surf como creencia absoluta. El pueblo de Famara y sus calles sin asfaltar nos lleva más a una película del lejano oeste que a un paisaje auténtico canario. Después de lelgar hasta aquí, es imprescindible probar algún plato de arroz caldoso o de fideúa, al aire libre y en cualquier rincón con vistas al mar. Botellines de cerveza refrescan las gargantas de personas embutidas en neopreno quienes han terminado su mañana de surf. El sufrimiento de cada uno de ellos no lo ha provocado el surf, sino atravesar descalzo cada una de las calles sin asfaltar de este pequeño pueblo. Cerca de Famara, se encuentra Casa Sua, uno de nuestras recomendaciones de alojamiento. La casa del modelo Jon Kortajarena ha pasado de ser portada de la revista AD, a convertirse en una posibilidad para alojarse en la isla, desde su alquiler por habitaciones hasta su alquiler completo, en cualquier caso disfrutando siempre de su preciosa piscina.

Y como no, en esa misma zona, no os podemos dejar de recomendar Magic Famara, una de las mejores villas que se pueden alquilar en la isla. Otras casas a destacar son La Cabaña (La Asomada) y Finca El Rincón de Lanzarote (Macher-Tias)

Un poco más abajo, cerca de Costa Teguise se encuentra un alojamiento diferente. Alava Suites es la sencillez del lujo en Lanzarote. Un complejo de tan sólo 5 habitaciones, sin recepción pero con un trato personal demasiado familiar. Ahorrar tiempo en el check-in es la tarea pendiente de casi todos los hoteles del mundo, en un mundo en el que paradójicamente todo se realiza con el móvil, desde la reserva, el pago e incluso la apertura de la puerta de tu habitación. En esto, Alava Suites parece haber implantado uno de nuestros principales deseos a la hora de viajar, el temido Check-in. Y es que este paso parece no hacerle ilusión ya a nadie.

Un hotel de diseño sostenible, y con el lujo de la tranquilidad, de la desconexión, y de la rapidez en la solución de problemas por parte de su personal, todo ello por whatsapp. Un desayuno brunch-eco en su terraza junto a la piscina y parecer estar en un coffe-bar piscinero de Miami. Poder disfrutar de tostas de huevos revueltos con crema de wasabi, bowls de frutas, yogur y muesli casero, o tostas de huevos con guacamole, o sus increíbles pancakes con arándanos.

 

 

Aprovechando la estancia en Alava Suites no hay mejor plan que disfrutar de un día de cala bajo el sol canario. Sí, de cala. La mayoría de las guías te hablaran de playas típicas pero no te enseñaran lugares como la Cala del Rey, donde poder disfrutar del agua cristalina entre rocas y suelo de arena blanca. Un rincón único que si me leen los propietarios de la casa más blanca de la cala, posiblemente no sean tan hospitalarios conmigo la próxima vez que vuelva. Un acceso por una calle cercana a Casa Tomás, el restaurante del que os hablaré ahora, permite invadir esta cala desde un acceso vip, una pasarela de piedra que te lleva hasta el mismo agua. Una especie de alfombra tirada desde la propia casa, que comparte sus escaleras con el resto de los visitantes.

A dos calles, Casa Tomás, un restaurante con ventana al mar, donde los camareros parecen sentirse más agusto que los propios comensales, y eso es mucho decir, sobre todo cuando estos últimos saborean sus gambones a la plancha, las lapas o su pescado a la espalda. La cuenta es el premio final a este gran descubrimiento.

No hay nada como llegar al hotel y disfrutar de una ducha antes del atardecer, momento de quitarnos la arena del cuerpo, de descansar media horita, y de sentir ya el moreno en la piel. Un viaje cortito, de unos 20 minutos en coche, nos llevará a disfrutar de un atardecer bajo un árbol de más de 60 años. Un restaurante con más de 200 años de historia y con una cocina que merece la pena probar. Recomendado por la Guía Repsol como una de las paradas obligatorias de la isla, La Bodega de Santiago es nuestra primera cena.

Las opciones más gourmet, están en dos tipos de alojamientos, la primera de ellas en el hotel Princesa Yaiza 5 estrellas, con su restaurante Isla de Lobos, premiado con un Sol de la Guía Repsol, y la segunda en Kamezí Villas, con su Deli & Bistro, una especie de tienda con productos gourmet que hace las delicias de los que se alojen aquí, en el punto más al sur de la isla. Un restaurante con menú degustación y una terraza para disfrutar de una coctelería de autor en uno de los mejores atardeceres de la isla. 

 Otra de las mejores opciones es alojarse en Buenavista Lanzarote Country Suites, donde sus propietarios Mayca y Gonzalo y sus hijos, comparten contigo su filosofía de vida en la isla, con gastronomía de producto eco, y noches bajo las estrellas. Un complejo de 5 suites con mucho gusto y que permiten baños con vistas a la montaña o amaneceres de ensueño.

Hotel Boutique Palacio Ico, es la opción hotelera clásica, un hotel con mucho encanto en plena localidad de Teguise. Vulkano Villas o dormir sobre tierras volcánicas. Tres tipos de alojamiento en uno.

Más de 30 años le han valido a Juan Cabrera, conocido como el “Juan el Majorero”, para convertirse en el rey de Playa Blanca. Una visita a cualquiera de las playas del Papagayo, Mujeres o la misma Playa Blanca son una buena excusa para disfrutar de los arroces y pescados de su restaurante Brisa Marina.

Y es que Lanzarote da mucho de sí en tan sólo 72 horas. Su temporada alta empieza a mediados de agosto hasta diciembre. La guía DLM no es la más extensa, pero con visitar un 50% de lo que te chivamos en este artículo, tu viaje será perfecto.