Hotel Palacio Vallier

Un hotel con mucha historia en el centro de Valencia 

 

Los buenos hoteles ya no se conforman con dar el mejor servicio a sus clientes. Es algo que debe ser inherente a sus valores, a su forma de trabajar, es algo que ya no se cuestiona. Un cinco estrellas debe ser mucho más que un servicio de cine, debe ser un hotel que nos transmita una sensación de bienestar, de lujo práctico y de cercanía a la vez. El término “lujo práctico” nos lo acabamos de inventar para ser sinceros. Y ahora tenemos que saber definirlo. Para nosotros lujo práctico es el lujo no forzado pero palpable. No son necesarias las estridencias, los muebles llamativos ni el servicio “cansino” por parte del personal. El huésped quiere sentir que cualquier cosa la tiene en la palma de su mano, sin sentir en el cogote las palabras o los gestos del personal. Sentir que uno está sólo en el hotel, como en su propia casa, pero saber que con una llamada, nada se le resistirá. ¿Y de dónde viene ese lujo práctico? ¿por qué nos gusta? Yo creo que se identifica con la educación que nos dieron nuestros antecesores. No queremos escuchar a nuestros padres de pequeños, pero sabemos que con cualquier problema, basta con llamarles. Nos hace estar tranquilos.

Llegamos al centro de Valencia, junto al Palau de la Generalitat y la Diputación de Valencia se vislumbra una fachada imponente de color amarillo claro. Es sin duda un edificio precioso en una de las plazas más tranquilas del centro de Valencia. En la puerta nos recibe Joan Soldevila, director del hotel, quien gasta sus últimas horas del día en su lugar de trabajo. Joan es un apasionado del mundo hotelero y eso se nota nada más conversar un rato con él.

Con una trayectoria más que importante, en Suiza, Reino Unido y Barcelona, y tras pasar por el Hotel Astoria de Valencia, Joan Soldevila recala en Palacio Vallier para convertir este cinco estrellas en el hotel insignia de la ciudad de Valencia, algo que ya ha conseguido en apenas un año y medio. Joan, es el ejemplo de “lujo práctico”, que hemos descrito anteriormente, y lo aplica perfectamente al hotel. Saber que cualquier cosa es posible conseguir, a veces sin tener que pedirlo, no tiene precio.

El hotel cuenta con 31 elegantes habitaciones en un edificio con más de 150 años de historia. Se dice pronto. Luminosas, cálidas y con ese toque de lujo propio de un cinco estrellas.

Las habitaciones y suites ofrecen un equipamiento de lujo con suelos y baños de mármol de carrara, procedente de Italia. Detalles que nos encantan como poder disfrutar de un buen café en la propia habitación a coste cero, o como los amenities de la marca Guerlain. Hace poco tiempo hicimos una encuesta en nuestro perfil de Instagram en la que preguntábamos acerca de la importancia de los amenities en los hoteles. Un 65% se llevaba los amenities a casa (seguramente es más alto pero da vergüenza decirlo), y un 93% consideraba muy importante la marca de los mismos. Pues eso, un hotel de cinco estrellas son estos detalles también. Y sí, también nos hemos traído los botecitos de Guerlain.

La Suite Presidencial que pudimos disfrutar es lo más parecido a sentirte como en casa, bueno para que engañarnos, nos sentimos bastante mejor que en casa. Una bañera de mármol en mitad de la habitación le aporta el toque de modernidad a una habitación clásica. Una bañera original del palacio, que se encontraron en la obra de restauración. 

 

Las escaleras que nos llevan a cada una de las habitaciones son iluminadas por una lampara única. La lampara Lladró de la cual sólo hay dos en el mundo. Hay 200 hadas que van colgadas de menos a más. Una lampara de fibra de óptica en la que rompes la fibra y obtienes un punto de luz.

El Lladró Lounge Bar es el punto de encuentro donde se puede disfrutar posiblemente de los mejores cocktails de la ciudad.Ambientado y decorado con figuras propias de la marca de porcelana. Sergio Valls y su equipo (premiados con reconocimientos nacionales e internacionales), nos hicieron disfrutar de una coctelería de altura. Otra posibilidad es disfrutar de los mismos en la terraza del hotel. Una terraza desde donde se contempla la ciudad de Valencia, trasladándote a la misma Roma.

En esta colaboración con la empresa valenciana de porcelana de lujo, existe otro espacio mágico. La Suite Lladró es más que una habitación de hotel. Es un lugar único que quién lo disfrute puede sentir como se vivía en el lujo de otra época anterior. El antiguo salón de bailes del palacio conserva sus techos y su arquitectura permitiendo al huésped vivir una experiencia única. Una habitación que recoge 3 figuras de la firma Lladró que la propia marca va cambiando con el tiempo. Con la reserva de la habitación, el huésped tiene la posibilidad además de utilizar para un evento o fecha señalada una de los collares de joyas especiales de la firma, así como diseñar, más bien firmar una de las figuras de la marca Lladró en su fábrica de Tabernes Blanques.

Palacio Vallier es el hotel que toda ciudad necesita, el hotel donde las cosas pasan, el hotel que ve a la ciudad crecer. Valencia tiene ya su cinco estrellas diferente.

 

Hotel Palacio Vallier

Fotografía: DLM Magazine