Restaurante Paolo
Una joya de lo clásico
La última vez que disfruté algo parecido a este restaurante del que os vengo a hablar hoy, fue en el año 2018, un diciembre en tierras italianas. Me encontraba en Milan, la ciudad de la moda y el diseño, y sobre las 20 horas de la tarde y tras bajar por el ascensor del Hotel Viu en pleno barrio de Brera, me dirigí caminando hacia el Hotel Carlton Baglioni. 30 minutos de caminata acompañado de personas más que interesantes, hablando de arquitectura, opera y arte. En la puerta del restaurante, Carlotta de Bevilacqua, directora ejecutiva de Artemide, nos esperaba con ganas de enseñarnos algo. Cuando entramos en aquel salón, sentí nostalgia y emoción. Nostalgia por lo clásico, por lo bien hecho, por la elegancia, por la madera de verdad, por el suelo de moqueta en los restaurantes, por las velas en la mesa, sentí nostalgia por todo lo que ya no existe en restauración. La educación de los niños de la mesa de al lado, la forma de dirigirse al Maitre y camareros, perfectamente uniformados de traje y pajarita, te hacía sentir en otra época anterior. El Baglioni me marcó, y siempre quise volver a un lugar así.
Ha sido aproximadamente hace un mes, cuando he vuelto a sentir esa sensación de nostalgia. Cuando crees que conoces todo a tu alrededor, aparece en mi radar un restaurante que lleva abierto unos 50 años en Madrid, y que tiene todas las características descritas anteriormente. El restaurante Paolo viene a ser mi Baglioni de Madrid. Su actual propietario, Miguel Revuelta, es el último de la familia que ha cogido el toro por los cuernos, aficionado taurino por cierto, y que ha conseguido no sólo mantener la esencia de este restaurante, sino también mantenerlo con éxito entre los jóvenes. Conseguir un público de todas las edades es realmente complicado en este mundo.
Un toldo negro señaliza la entrada como los grandes restaurantes, el mítico atril en la puerta con la carta bajo un cristal, la alfombra que te acompaña a la entrada de un lugar mítico. Una vez atraviesas la puerta de este restaurante, tu apreciación por lo clásico cambia. Cuadros de otro siglo, mobiliario de los 60-70´s, mesas con mantel blanco, suelo de moqueta, y personal uniformado como antaño. En este tipo de restaurantes, la gente habla más bajo, el servicio es bastante más preciso, y los tragos de vino saben diferente. Un restaurante clásico suele ser más silencioso que el resto, y sus ruidos y sonidos suelen ser elegantes, como el de las ruedas del carrito que transporta los postres, el cual se mueve de mesa en mesa para destrozar la dieta de cada comensal. En Paolo, el cubierto suena de otra manera, las conversaciones son sobre la Bolsa, las finanzas, sobre una herencia, o sobre el rabo de toro que ha llegado a la mesa.
Un restaurante sin estridencias en cocina, con la carta de siempre, sin presentaciones modernas pero con el sabor de toda la vida. Platos fuera de carta cada día con toda la casquería posible, sus kokotxas, sus famosas ancas de rana, su cogote de merluza a la espalda o la carrillera de ternera estofada. Y como su nombre indica, siempre aparecen en carta las referencias a la cocina italiana.
Paolo, es una cena romántica, es una comida de amigos, una celebración en familia, pero sobre todo Paolo es nostalgia. Un recuerdo a otra época. Paolo es volver a sentir lo que ya sentí en aquella tarde de Milán.
Localización
Interior jardin, Maestro Angel Llorca ,3, C. de Julián Romea, 10, 28003 Madrid
Precio medio
30-40 euros/persona
Dress Code
No es necesaria chaqueta en hombre
Texto y fotografía: Alberto del Monte – DLM Magazine